martes, 24 de enero de 2012

Cuaderno de Zombitácora VII: El perro como aliado ante el apocalipsis

Algo huele a podrido en Suecia. Lo se. Bueno, lo huelo. El frigorífico es una baja más y mucho me temo que el hedor que noto viene precisamente de ahí. Sinceramente, desde que decidió dejar de funcionar, el habitáculo que hace las veces de cocina ha dejado de tener sentido, hasta el punto de vetarle el paso, dejadez que posiblemente haya propiciado esa calamidad odorífera... ¡Vale, no!, ¡Es mentira! Si no entro no es porque no funcione el frigorífico, es porque por las noches oigo ruidos en la cocina y sospecho que hay una rata enorme habitándola. ¡Mierda! Si con las cucarachas no tenía suficiente, ahora también tengo mamíferos... Si los animales me están ganando terreno en mi propia “casa”, ¿cómo pretendo hacer frente a una invasión zombie?. 

Esta situación me ha hecho ver la fragilidad inherente a mi situación y me ha permitido advertir de forma tangible que en menos de lo que tarda en cantar un gallo puedo pasar de vivir con cierta placidez a morir de la peor de las maneras.Es momento de tomar medidas serias. Las armas no son suficientes y se hace necesaria la intervención de aliados, y no nos engañemos, en caso de cataclismo zombie los humanos son escasos, distantes y puede que incluso supongan un peligro mayor que la propia amenaza zombie. Es por eso que puede ser útil recurrir al “mejor amigo del hombre”. No, no hablo de tu Colt Double Eagle, hablo de tu perro, bestia. Yo no tengo perro, pero estoy planteándome seriamente la posibilidad de adoptar a uno, pues este ofrece algo más que compañía. Un perro bien entrenado puede ser, gracias a sus rápidos movimientos, una muy útil prolongación de ti mismo y tu voluntad. 

Mucho se ha escrito acerca de la posibilidad de que efectivamente existan perros zombie, tanto las fuentes como las pruebas no son concluyentes. De hecho, según la raíz de donde obtengas la información, llegarás a conclusiones diferentes. Solo me queda arriesgarme y confiar en que los animales inferiores no sean susceptibles a un patógeno zombie en un momento dado. De lo contrario, mucho me temo que mi Colt Double Eagle pasará a ocupar el lugar de mi recién convertido nuevo compañero. 


La lealtad es un punto a favor del perro. En situaciones de escasez de recursos, un humano puede suponer más una amenaza que un aliado, sin embargo, una vez te has ganado la confianza del perro, el problema de la fidelidad no volverá a ser motivo de preocupación. Además, el perro bien entrenado destaca por su compromiso, pues atacará con uñas y dientes empleando toda su masa y velocidad en el intento. Los reflejos y la inercia de un pastor alemán a la carrera unidos a la falta de equilibrio de un zombie deberían bastar para hacer caer a un número considerable de bichos en poco tiempo. Con una jauría en vanguardia contigo detrás empuñando una buena pala afilada podrías acabar tranquilamente con hasta 20 zombies sin disparar ni un solo tiro

Pero no solo despunta en el perro su capacidad ofensiva, sino también su aptitud esquiva. Los perros están dotados de una fuerte musculatura que les confiere el equilibrio perfecto entre potencia y velocidad. Eso, unido a su bajo centro de gravedad, les pone las cosas muy complicadas a aquellos zombies que quieran echarle el guante. 

Pero quizás la habilidad que más útil nos puede ser de un perro es su percepción del entorno. De sobra es conocida la tremenda capacidad olfativa y auditiva de un cánido, lo que te puede proporcionar una ventaja impagable, pues podrá percibir un zombie aproximándose silenciosamente mucho antes de que tú te lo puedas siquiera imaginar. Además, son precisamente esos sentidos hiper-agudizados los que pueden hacer la tarea de búsqueda de alimento mucho más fácil para ambos. 

Por desgracia, tener un perro a tu lado puede suponer también una serie de contras que habría que tener muy en cuenta. Sin ir más lejos, un perro, por muy amaestrado que esté, no deja de ser un animal y en este caso el animal ladra. Algo que puede servirte a ti de aviso, también puede desvelar tu posición con una facilidad pasmosa. Si la situación es crítica a tu alrededor, puedes verte rodeado en muy pocos minutos por culpa de algo que pretendía ser en un principio un dechado de ventajas. 

Aunque facilitaría la tarea de búsqueda de alimento, un perro supone otra boca más que alimentar, y hay que tener muy en cuenta que un perro de unos 20kg consume 1500 calorías de comida y medio litro de agua al día, cómo mínimo y en reposo. Estas medidas se exacerban en estado de emergencia, cuando el gasto energético es mayor... para ambos. 

A pesar de lo que decía acerca de la voluntad y la fuerza de un perro, hay que ser realista y asumir que la letalidad de este es limitada. Un zombie es solo vulnerable cuando se inhabilita por completo su cerebro y para un perro, el ataque a un zombie hasta su completa reducción puede suponer un consumo de tiempo muy preciado. 

Por último, también hay que tener presente que no todos los perros son aptos para ser entrenados correctamente y aunque lo sean puede suponer mucho tiempo lograr un entrenamiento adecuado, por no hablar de las cualidades que ha de poseer el entrenador para lograr resultados satisfactorios.

Como veis no es una decisión fácil en absoluto. Como cualquier decisión en situación crítica, esta es otra más que hay que sopesar con cautela sin dejarse llevar por primeras impresiones y procurando ante todo tu propio bien y supervivencia. La prudencia es una virtud que jamás hay que menospreciar, sobre todo en momentos en los que un error puede convertirse en el último. Os iré informando como siempre cada semana acerca de mis avances. 

Hasta entonces, mantened vigiladas vuestras espaldas, con ayuda o sin ella.

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