Algo huele a podrido en Suecia. Lo se. Bueno, lo huelo. El frigorífico es
una baja más y mucho me temo que el hedor que noto viene
precisamente de ahí. Sinceramente, desde que decidió dejar de
funcionar, el habitáculo que hace las veces de cocina ha dejado de
tener sentido, hasta el punto de vetarle el paso, dejadez que
posiblemente haya propiciado esa calamidad odorífera... ¡Vale, no!,
¡Es mentira! Si no entro no es porque no funcione el frigorífico,
es porque por las noches oigo ruidos en la cocina y sospecho que hay
una rata enorme habitándola. ¡Mierda! Si con las cucarachas no
tenía suficiente, ahora también tengo mamíferos... Si los animales
me están ganando terreno en mi propia “casa”, ¿cómo pretendo
hacer frente a una invasión zombie?.
Esta situación me ha hecho ver la fragilidad inherente a mi situación y me ha permitido advertir de forma tangible que en menos de lo que tarda en cantar un gallo puedo pasar de vivir con cierta placidez a morir de la peor de las maneras.Es momento de tomar medidas serias. Las armas no son suficientes y se hace necesaria la intervención de aliados, y no nos engañemos, en caso de cataclismo zombie los humanos son escasos, distantes y puede que incluso supongan un peligro mayor que la propia amenaza zombie. Es por eso que puede ser útil recurrir al “mejor amigo del hombre”. No, no hablo de tu Colt Double Eagle, hablo de tu perro, bestia. Yo no tengo perro, pero estoy planteándome seriamente la posibilidad de adoptar a uno, pues este ofrece algo más que compañía. Un perro bien entrenado puede ser, gracias a sus rápidos movimientos, una muy útil prolongación de ti mismo y tu voluntad.
Mucho se ha
escrito acerca de la posibilidad de que efectivamente existan perros
zombie, tanto las fuentes como las pruebas no son concluyentes. De
hecho, según la raíz de donde obtengas la información, llegarás a
conclusiones diferentes. Solo me queda arriesgarme y confiar en que
los animales inferiores no sean susceptibles a un patógeno zombie en
un momento dado. De lo contrario, mucho me temo que mi Colt Double
Eagle pasará a ocupar el lugar de mi recién convertido nuevo
compañero.
La lealtad es
un punto a favor del perro. En situaciones de escasez de recursos, un
humano puede suponer más una amenaza que un aliado, sin embargo, una
vez te has ganado la confianza del perro, el problema de la fidelidad
no volverá a ser motivo de preocupación. Además, el perro bien
entrenado destaca por su compromiso, pues atacará con uñas y
dientes empleando toda su masa y velocidad en el intento. Los
reflejos y la inercia de un pastor alemán a la carrera unidos a la
falta de equilibrio de un zombie deberían bastar para hacer caer a
un número considerable de bichos en poco tiempo. Con una jauría en
vanguardia contigo detrás empuñando una buena pala afilada podrías
acabar tranquilamente con hasta 20 zombies sin disparar ni un solo
tiro.
Pero no solo
despunta en el perro su capacidad ofensiva, sino también su aptitud
esquiva. Los perros están dotados de una fuerte musculatura que les
confiere el equilibrio perfecto entre potencia y velocidad. Eso,
unido a su bajo centro de gravedad, les pone las cosas muy
complicadas a aquellos zombies que quieran echarle el guante.
Pero quizás
la habilidad que más útil nos puede ser de un perro es su
percepción del entorno. De sobra es conocida la tremenda capacidad
olfativa y auditiva de un cánido, lo que te puede proporcionar una
ventaja impagable, pues podrá percibir un zombie aproximándose
silenciosamente mucho antes de que tú te lo puedas siquiera imaginar. Además, son
precisamente esos sentidos hiper-agudizados los que pueden hacer la
tarea de búsqueda de alimento mucho más fácil para ambos.
Por
desgracia, tener un perro a tu lado puede suponer también una serie
de contras que habría que tener muy en cuenta. Sin ir más lejos, un
perro, por muy amaestrado que esté, no deja de ser un animal y en
este caso el animal ladra. Algo que puede servirte a ti de aviso,
también puede desvelar tu posición con una facilidad pasmosa. Si la
situación es crítica a tu alrededor, puedes verte rodeado en muy
pocos minutos por culpa de algo que pretendía ser en un principio un
dechado de ventajas.
Aunque
facilitaría la tarea de búsqueda de alimento, un perro supone otra
boca más que alimentar, y hay que tener muy en cuenta que un perro
de unos 20kg consume 1500 calorías de comida y medio litro de agua al día,
cómo mínimo y en reposo. Estas medidas se exacerban en estado de
emergencia, cuando el gasto energético es mayor... para ambos.
A pesar de lo
que decía acerca de la voluntad y la fuerza de un perro, hay que ser
realista y asumir que la letalidad de este es limitada. Un zombie es
solo vulnerable cuando se inhabilita por completo su cerebro y para
un perro, el ataque a un zombie hasta su completa reducción puede
suponer un consumo de tiempo muy preciado.
Por último,
también hay que tener presente que no todos los perros son aptos
para ser entrenados correctamente y aunque lo sean puede suponer
mucho tiempo lograr un entrenamiento adecuado, por no hablar de las
cualidades que ha de poseer el entrenador para lograr resultados
satisfactorios.
Como veis no
es una decisión fácil en absoluto. Como cualquier decisión en
situación crítica, esta es otra más que hay que sopesar con
cautela sin dejarse llevar por primeras impresiones y procurando ante
todo tu propio bien y supervivencia. La prudencia es una virtud que
jamás hay que menospreciar, sobre todo en momentos en los que un
error puede convertirse en el último. Os iré informando como
siempre cada semana acerca de mis avances.
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