lunes, 9 de enero de 2012

Cuaderno de Zombitácora V: Malditos electrodomésticos

Hoy he vuelto a retomar la vida de ascetismo y austeridad que me propuse llevar el día que tuve la revelación por la cual me dedicaría de pleno en la búsqueda activa de zombies en tierras suecas. He vuelto a mi parapeto glacial y remarco lo de glacial, pues he batido un récord personal. Desde que estoy aquí, jamás había visto el mercurio tan bajo como hoy. El frío era tal que durante mi rutinaria escapada matutina por los fríos páramos que rodean mi refugio en busca de pruebas acompañado de mi fiel reproductor mp3 -soy todo un nostálgico-, no atinaba a colocar los auriculares en las orejas, pues orejas y manos estaban completamente insensibilizadas. Todos los salientes faciales eran meros elementos decorativos en esa terrible situación.

El frío sería el handicap más preocupante de mi cruzada personal, si no fuera por los inconvenientes inesperados que hacen de tu misión una auténtica pesadilla. Uno de los propósitos que tenía en mente cuando decidí volver a España por un par de semanas, era hacerme con provisiones, principalmente de comida. Con lo que no contaba era con la edad de mi frigorífico y con su malévola intención de decidir dejar de funcionar justo cuando traía toda una maleta llena de carne. No puedo comer toda esa cantidad de proteínas antes de que se eche a perder, así que he decidido ponerme manos a la obra y arreglar el frigorífico por mi cuenta, para lo cual he de aprender algunas nociones de mecánica básica, lo que supondrá más retrasos en los planes previstos. Esperemos que esto sea visto en el futuro como una inversión más que como una pérdida de tiempo.

Me temo que es todo lo que puedo añadir. Hoy no hay nota de color, hoy no hay documentos gráficos que atestigüen y den crédito a mi misión. No obstante con la entrada de hoy quisiera que tuvierais en mente una cosa: la efímera vida de los electrodomésticos. Los dependientes de esas grandes superficies que todos conocemos te venden auténticas motos por una miseria, máquinas perfectas de bajo consumo, pero esas máquinas que aparentemente son diseñadas para hacernos la vida más fácil tienen los días contados y su perecedera vida está perfectamente controlada por algún tipo de mecanismo deliberadamente diseñado para que llegue a cero justo cuando más dependes de la máquina en cuestión. No quisiera ni mencionar los receptores de TDT, por no hablar de las impresoras.

Resulta casi gracioso verse en semejante situación cuando a menos de un metro a través de la pared se alcanzan temperaturas que mi frigorífico jamás logrará imaginar en caso de que vuelva a la vida. ¡Divina Providencia, cuan amargo es tu humor!

Por todo lo mencionado, mantened vigiladas vuestras espaldas, si, hoy también, al fin y al cabo hasta la tostadora más fiel puede dejarte tirado a las primeras de cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres comentar esta entrada? Adelante, pero... ¡cuidado, muerto viviente! Usa un lenguaje adecuado y sé respetuoso con el resto de zombies. De lo contrario, el comentario será eliminado. ¡Gracias por visitarnos!