Cada lectura te enseña algo nuevo, cada libro abre una nueva posibilidad que nunca antes habías contemplado. Cada novela, cada historia tiene su propia particularidad, su propio estilo y desarrollo, algo que la hace única y que, de una u otra manera, hace que la recuerdes por mucho tiempo. Algo distintivo. Es justamente eso lo que me dejó 'Y pese a todo...', de Juan de Dios Garduño, tras finalizar su lectura. El género Z es tan amplio que cada escritor presenta sus zombies con diferentes características, como los muertos vivientes que crea Garduño en su obra: inteligentes, astutos, sigilosos. Zetas atípicos en un libro donde hasta el prólogo es atípico. David Jasso, presidente de Nocte, es el encargado de escribir el texto previo al comienzo de la novela. Tras unos intentos por elaborar un buen prólogo y huir de los tópicos, redacta casi cuatro páginas que parecen formar parte de la novela, que explican su esencia. Ahí empieza la acción.
Una acción que situa la historia en Bangor (Maine), en Estados Unidos, como homenaje al escritor Stephen King, nativo de la localidad americana. Tras la tercera Guerra Mundial, donde algunos de los países combatientes utilizaron armas biológicas, en Bangor viven únicamente tres personas, tres supervivientes: Peter, su hija Ketty -de cinco años- y Patrick, su vecino.
Poco a poco, en pleno invierno, comienzan a recibir las visitas de seres particulares. Zombies extraños. Como dice David Jasso en su particular prólogo, "a la mierda lo tradicional". Eso es lo que ha hecho Juan de Dios Garduño en esta novela, se ha alejado del muerto viviente -que denominaríamos típico-, para crear unos seres con capacidad de razonamiento suficiente para atacar a su presa, para jugar con ella y llevarla hasta la locura. Incluso aparecen criaturas aladas que descolocan completamente al lector, pero que aportan un enorme ingrediente terrorífico hasta la novela.
Y en medio de todo este escenario, Patrick y Peter, quien ha de cuidar de la pequeña Ketty, deben luchar por sobrevivir, batallando contra los zombies y contra sus propios egos. Garduño maneja muy bien la alternancia de los personajes durante la historia, situando cada capítulo en la perspectiva de un personaje, algo que dota a la novela de orden y una adecuada velocidad que ayuda al lector a implicarse dentro de la historia. 'Y pese a todo...', a pesar de su brevedad, posee acción, sentimiento, terror y un estupendo final, lo que la hace una lectura muy, muy recomendable.
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