Segunda portada del primer tomo |
Ahora en serio, el cómic en cuestión se titula Crossed y se ha mencionado en algún que otro momento en el blog, poniéndolo incluso a la altura de "The Walking Dead", nuestro caballo de batalla. Y no es para menos, la obra se las trae.
Este cómic de terror post-apocalíptico no va a dejar títere con cabeza. Si conseguís leer cualquiera de los números y bostezáis una sola vez, os aseguro que es motivo más que suficiente para ir pidiendo cita con el psicólogo: habéis traspasado con creces los límites de la "generación de la insensibilidad".
La historia comienza en una cafetería en Kansas. Mientras todo el mundo anda inmerso en sus pensamientos y totalmente ajeno a lo que se le viene encima, un tipo cubierto de sangre entra en el local y deja caer sobre una de las mesas la columna vertebral que asía colgando a apenas unos centímetros por encima de la superficie del suelo. Ante la intrusión, el dueño del local decide tomar medidas al respecto y el personaje, que hasta entonces solo había mostrado una sonrisa terriblemente inquietante, se abalanza sobre él provocando lo que, al parecer, es el desencadenante de algo que ninguno de los personajes alcanza a definir, ora el producto de una locura generalizada, ora la materialización de la maldad más pura. En un abrir y cerrar de ojos, la humanidad está condenada.
Quisiera por tanto advertir que el leitmotiv de este cómic no es hacer frente a la invasión zombie a la que estamos acostumbrados. Sin embargo, dada la vertiente literaria, los derroteros que sigue la historia y el dechado de virtudes del que disfruta, me he visto en la obligación de incluirlo aquí.
La historia principal se divide en diez volúmenes (2008 - 2010, Avatar Press) que cuentan con un guión magistral perpetrado por Garth Ennis, acostumbrado a deleitar las mentes de los lectores ávidos de buenas historias pues hablamos del guionista de otro imprescindible como es Predicador. Y si el guión merece una mención especial, la ilustración no le anda a la zaga. Para que un buen argumento se luzca, se ha de llamar a un buen ilustrador, y si cuentas con el número de teléfono de Jacen Burrows, tienes un problema menos. Este artista ha colaborado en un considerable número de exitosos proyectos, algunos de ellos comandados por el mismísimo Alan Moore (Neonomicon, The Courtyard), y de sobra es conocido el restringido gusto del que goza el amigo Alan.
En primer lugar, y como decía antes, los seres que quitan el sueño a los personajes del cómic no son estrictamente zombies, aunque la plaga se extienda tan rápidamente como la de estos y de forma tan similar. El asunto es incluso más turbador. Los cruzados por los que la obra toma nombre son el producto de una infección a escala mundial que transforma a la gente en maniacos homicidas capaces de llevar a cabo las más escalofriantes de las barbaridades. Traspasarán los límites que, tiempo atrás, eran sagrados para el ser humano luciendo una sonrisa grotesca y una suerte de cicatriz en forma de cruz que desfigura sus caras.
Los personajes por tanto no se enfrentan a grupos de seres descerebrados ansiosos de hincar el diente al primero que se mueva, sino que han de escapar de "personas" organizadas, capaz de comunicarse, de usar armas y con el único propósito de matar usando las más inefables de las atrocidades en el intento. Son conscientes de que la ayuda no va a llegar, que la muerte les espera a la vuelta de cada esquina y solo les separa de la rendición el más primitivo de los instintos: la voluntad por sobrevivir. Tal es la crudeza de las ilustraciones que durante la lectura ases la siguiente página con una impronunciable mezcla de aversión y encanto. Sin interrupción durante los diez tomos sientes ese adictivo malestar que te impide soltar por un segundo siquiera las páginas que descansan sobre tus manos. No lo he mencionado, pero hay publicadas cuatro historias paralelas a esta, con distinto equipo creativo (Crossed: Family Values, Crossed: Psychopath y Crossed 3D con guión de David Lapham; y una web-serie Crossed: Wish You Were Here, con guión de Simon Spurrier), pero tanto o más escalofriantes que la serie troncal. ¡Pero eso no es todo! Por lo visto, la productora de Kevin Spacey está planeando hacer la versión al cine de la novela gráfica. No puedo ni imaginarme el resultado de semejante iniciativa, y mucho menos la calificación para el público.
En definitiva, se trata de un cómic tan recomendable como explícito que, sin embargo, deja lugar a una serie de estupendas perlas que lo mantienen a flote en la delicadeza, siempre por supuesto dentro del género gore al que sin duda está adscrito. No apto, por tanto, para estómagos sensibles. No es broma, es una advertencia: abrid uno de los tomos y dejad atrás toda esperanza. La corrosiva tinta de Burrows y las palabras afiladas como cuchillas de Ennis te helarán la sangre.
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