Cuaderno de Zombitácora XIX: "Embarazada a los 16", "MTV tuning" y otras terroríficas criaturas

Bella panorámica desde mi ventana

Era una mañana especialmente fría. El despertador se volvía a convertir en el perfecto enemigo a odiar. Apoyo la mano sobre el cristal y, aun sin vestir y con los ojos cerrados, prometí ser bueno si lo que encontraba tras el cristal era asfalto. Pero no, la agencia meteorológica sueca había vuelto a acertar... todo volvía a estar cubierto de nieve, nada raro si no fuera porque ya estamos a mediados de Abril. Me enfundé las dos habituales mangas, pantalón, braga, botas y me coloqué apropiadamente los auriculares de mi reproductor, aprovechando que aun sentía las orejas en su sitio.

Todo iba tan bien... y de pronto hielo otra vez. Con resignación asumí que no había vuelta de hoja y emprendí el camino a mi expedición diaria. De nuevo se hacía duro caminar, casi había olvidado lo que era resbalarse. Hoy tocaba explorar una zona especialmente lejana a mi casa, lo que me obligó a tomar el transporte público con la intención de ahorrarme parte del innecesario trayecto hasta el lugar. A la pregunta de si era de interés por algo en particular honestamente he de decir que no, simplemente se trata de un rastreo rutinario que el tiempo atmosférico me obligó a abreviar.

Me acomodo en el autobús y voy preparando el rictus de bobo característico que se te acaba quedando tras un viaje largo mirando por la ventana, de esos en los que lo ves todo tras ella, pero a la vez no ves absolutamente nada. El trance llegó inevitable y un estruendoso Hetfield facilitaba la tarea de ensimismamiento, ni una sueca en pelota picada me hubiera apartado de aquel embelesamiento sobre nada en particular. Vi pasar un conejo. Una roca enorme... otra roca, esta vez más pequeña... buf, cuanta nieve, ¿todo esto ha caído mientras dormía?... ¿cuantos yogures me quedan? ¡Ostia, no me queda pan! Y encima tengo que poner otra lavadora... mira otro conejo, ¿qué coño hacen fuera de la madriguera con la que está cayendo?... Nieve... más nieve... un poli agarrando un brazo cubierto de sangre... nieve... nieve sobre una roca...

…

¿¡¿¡¿¡¿¡¿QUÉ MIERDA HA SIDO ESO?!?!?!?!?

Cartel promocional de la serie

Mis cervicales se acordaron de toda mi familia, tal fue el giro de cabeza. Ni el mejor rematador a puerta hubiera superado la inercia que alcancé en ese microsegundo. Aun conservo una señora contractura, pero a cambio alcancé a distinguir de qué se trataba esa enorme mancha de sangre estampada en aquella valla publicitaria, un rojo que aun resaltaba más entre toda aquella nieve.

Bajo aquella figura macabra se podían leer tres palabras: Death Valley MTV. Automáticamente pensé en una serie y ya sabéis vosotros cómo soy yo con estas cosas... que me pongo como loco. De repente se me pasó el frío, ya no recordaba la parada en la que tenía que bajar, solo pensaba en encender mi ordenador y averiguar qué demonios era eso de Death Valley. Saqué mi Moleskine marca Paulaner, apunté el nombre y bajé en la siguiente parada para coger el primer autobús de vuelta. Al fin y al cabo no había hecho ni la mitad del trayecto y ahora tenía algo realmente interesante entre manos.

“Su ordenador no pudo conectarse a la red inalámbrica”

¡¡MIERDA!! ¡Reiniciamos!... Vale, ahora si. Veamos... “DEAYTV ALLEY”, joder... borremos, venga.... “DeAT hvaley”... ¿¿¡¡Pero qué me pasa en los dedos!!?? Tranquilo... poco a poco... “Death Valley”, push enter. Death Valley National Park... ¿PERO QUÉ MIERDA ES ESTO? Ah, espera, más abajo...

Escuadrón al completo. De izquierda a derecha: Agente Pierce, Agente Stubeck, oficial Kirsten Landry, Capitan Dashell y los agentes Rinaldi y John "John-John" Johnson.

El oficial Stubeck en una detención rutinaria

Sophia, prostituta vampira latina

El cuarto enlace era un vídeo. Un link hacia YouTube. No necesité más de diez segundos para pausar el vídeo y buscar como un desesperado lo que parecía ser una serie. Si algo he aprendido en estos años es que no hay zombie malo, y esta no iba a ser una excepción. Sin saber de qué se trataba, ya estaba descargándome el episodio piloto de algo que prometía mucho. Os adjunto el trailer de la serie para que segreguéis endorfinas a gusto del consumidor.

"¡¡Esos muñones donde podamos verlos!!"

Tras ver el primer episodio he de decir que estoy más emocionado si cabe que antes de verlo. Si os gustó “Shaun of the dead”, esto os va a encantar. Pasado el furor de la primera media hora de sangre comienzo a buscar información. Se trata de una serie propuesta por la cadena MTV, anteriormente conocida por poner música, centrada en una brigada de policía del Valle de San Fernando en California, los UTF (Undead Task Force). La serie está grabada al estilo Cops, es decir, en formato documental. Como un “Callejeros”, pero con infraseres que reptan por la calle en busca de cerebros... vaya, exactamente como un “Callejeros, especial poligoneros”. La acción gira en torno a este "discreto", ultraviolento y circense batallón haciendo frente a mamporro limpio a una repentina y no explicada en absoluto invasión de criaturas que, a pesar de sembrar el caos por la ciudad, han logrado de alguna forma mimetizarse entre la población siendo tratados con total normalidad como simples alertas durante la ronda de vigilancia diaria.

... y hay quien ni ha oído hablar de ella.

Alguien se ha excedido con la crema exfoliante...

Que veréis zombies se sobreentiende, pero lo mejor es que ahí no acaba la cosa. El creador de la serie, el señor Spider One, frontman del grupo de heavy metal Powerman 5000 y, ojo, hermano de Rob Zombie (si es que al final... todo queda en familia), se mea en todos nosotros y apuesta por aderezar el ya de por si encantador aroma a zombie ¡con vampiros y hombres lobo! No me iréis a decir que no pinta bien la cosa. Esta gente consigue en los doce episodios que conforman la primera temporada dar una vuelta de tuerca más al género, con mucho humor negro, acción, situaciones altamente surrealistas y música realmente buena.

Señores, me han seducido. No puedo decir nada más. La serie fue estrenada el año pasado, si no lo han hecho ya, déjense fascinar de nuevo por el atrayente rubor que provoca el humor grotesco de estas perlas audiovisuales que aparecen muy de tanto en tanto.