martes, 22 de octubre de 2013

Cuaderno de Zombitácora LXI: Yeah, science bitch!

Si decimos que una ecuación diferencial es una ecuación en la que intervienen derivadas de una o más funciones desconocidas y que dependiendo del número de variables independientes respecto de las que se deriva, las ecuaciones diferenciales se dividen en ecuaciones diferenciales ordinarias o parciales, puede que empecéis a levantar vuestros implacables dedos índices del ratón, para cerrar la ventana fruto de un severo caso de despiadado aburrimiento.

Pero si os digo que han ideado la fórmula idónea para seguirle la pista al avance del, por otro lado inexorable, apocalipsis zombie, la cosa cambia. Bueno, puede que no. Puede que os de exactamente igual y que os siga pareciendo una solemne gilipollez y que acabéis cerrando de todos modos la página profiriendo el soplido típico del fan frustrado.

No, no creo. Sois gente consecuente. Habéis llegado hasta aquí porque os gustan los zombies y eso es lo que os voy a dar. Si no, más vale que consultéis un profesional, porque a juzgar por los síntomas estáis atravesando un grave proceso de bipolaridad. Por lo de salir de la página después de haber entrado me refiero. Parecía que os había incitado a visitar a un psicólogo por el simple hecho de que os gusten los zombies. ¡Ha, ha, ha! No, nada más lejos, eso es perfectamente normal. De hecho lo recomiendo. Y si acabáis de tener un retoño, dejad de lado a Bob Esponja, Caillou y demás material pueril e improductivo, y ponedles obras de George Romero. Tus hijos crecerán sanos, fuertes y, además, acumularán una rabia y unas ganas de matar que, con el paso de los años se irá multiplicando por dos, por cuatro, por seis... y según el múltiplo de mayor serán políticos, banqueros, fascistas... o todo junto, que se puede, ojo

Ved muerte y destrucción. Leed Spoiler Zombie. La vida te sonreirá.


Pero dejémonos de chanzas y ciñámonos el cinturón de la realidad, más si cabe. La cintura muy fina. La sangre pugna por irrigar tejidos lejanos a ese ecuador de piel improvisado. MUY chungo esto que os traigo hoy. La ciencia al servicio del podrido imaginario popular. Saquen sus calculadoras porque las matemáticas vuelven desde el oscuro cajón donde descansan los libros de bachillerato para salvarnos el culo.

Y como toda genialidad tiene un genio detrás, el de la que nos ocupa en esta entrada es Robert J. Smith. No es el cantante de The Cure, no, es un profesor de matemáticas de la Universidad de Ottawa (... qué hermosa eres) que, inspirado en el trabajo previo de otros investigadores, ha creado una serie de modelos matemáticos aplicables al mundo zombie, modelos que saldrán a la luz en su siguiente libro titulado "Modelos matemáticas de zombies" (ni media vuelta le ha dado el tal Robert...) ("Mathematical Modeling of Zombies", University of Ottawa Press, 2014).

Bueno, vale, echemos el freno, que os veo alterados. Noto desde aquí como se mueven inquietas vuestras nalgas en los sillones de vuestras oficinas. ¿Estáis leyendo estos en horas de trabajo? ¿No os da vergüenza? ¡Debería venir tu jefe por detrás y marcarse un golpe franco directo con tu culo! ¡Holgazán! Luego decimos de la productividad... ¡Así va España! O el Estado español, dependiendo de lo nacional que te sientas hoy.

No, a lo que me vengo a referir es que, dentro del mundo de los monstruos por llamarlos de algún modo prosaico, los zombies serían los virus. Es decir, el comportamiento y su parecido con el de un virus los hacen ideales para desarrollar modelos matemáticos aplicables a análisis epidemiológicos de esos que tienen que usar los divulgadores científicos para acercar la ciencia a los neófitos de la materia.

Así que, sin más dilatación, como dijo la actriz porno, os presento la criaturita en cuestión:
(bN)(S/N) Z = bSZ
Ale, pues ya me puedo ir.

¿Cómo me iba a ir? Y dejaros aquí con esta barahúnda de letras inconexas... Ha, ha! ¿Me creíais capaz? No, mujer (le hablaba a una mujer todo el rato) Ha, he!

Las variables que aparecen en la fórmula significan:

N = población total
S = población susceptible de contraer la infección
Z = número de zombies
b = probabilidad de transmisión

Y para entendernos, sean cuales sean los valores que apliques a la fórmula, el apocalipsis se extenderá como la pólvora, no hay posibilidad de establecer un equilibrio en el que zombies y humanos podamos vivir en paz y armonía y solo el ataque coordinado contra el enemigo podría salvar a la humanidad. Como podéis observar, si estás preparado para el desastre, si has sido previsor y cuentas con armamento, un buen refugio y un plan sin fisuras (vamos, si nos lees, en definitiva), la variable "S" disminuye, es decir, habrá menos gente dentro de el grupo susceptible y, por tanto, la transmisión será menos efectiva y, por extensión, también la probabilidad de transmisión, cuantificada e identificada con la variable "b".

Cómo podéis ver en el gráfico... ¡estáis jodidos!
Tal y como muestra el gráfico, sacado precisamente del artículo de Smith (“WHEN ZOMBIES ATTACK !: MATHEMATICAL MODELLING OF AN OUTBREAK OF ZOMBIE INFECTION”), la población (función de color azul) disminuye a marchas forzadas y de forma análoga al incremento del número de zombies (función de color rojo).

Modelo simplificado... o no.

Y es que los zombies también son susceptibles de ser eliminados, no viven para siempre (en teoría), así que se pueden aplicar modelos de predicción en epidemiología que se aplican en el mundo real. Se podría decir que son virus andantes. Como diría Ian MacKay, virólogo de la Australian Infectious Diseases Research Centre en la Universidad de Queensland: "Un zombie es como darle a un virus piernas y dientes". 

De hecho en "Guerra Mundial Z", Brad Pitt emprende la búsqueda del origen del brote zombie, de la misma forma con la que se suele operar en muchas ocasiones para hallar el origen de muchos de los virus a los que estamos más acostumbrados, es decir "buscar el caso índice o caso cero se parece bastante a lo que se suele hacer en epidemiología convencional", en palabras del propio Ian MacKay.

Pero hay dos cositas que hacen de este modelo algo excepcional (aparte de la propia naturaleza del modelo, claro): en primer lugar, los muertos no suelen resucitar, y en segundo lugar los humanos no suelen matar a aquellas personas infectadas con un virus, "lo cual añade a una fórmula convencional dos factores no-lineares, es decir, factores que no cambian con una tasa constante" con el tiempo, como dice Smith, el matemático de Ottawa. Y es que normalmente, un modelo de enfermedades incluye solo un elemento no-linear: la transmisión de la enfermedad. El hecho de que haya dos factores de este tipo hace que un pequeño cambio aboque el escenario hacia el desastre absoluto.

En cualquier caso, esta infectividad es el parámetro más crítico, es decir, la capacidad del agente patógeno para invadir un organismo y provocar en él la infección (apenas unos segundos en la mencionada película de Brad Pitt). Según esto y el modelo de Smith, "la pandemia sería imparable en la mayoría de casos, porque solo haría falta un zombie para tomar toda una ciudad: ni refugios ni la disminución de la progresión de la enfermedad nos salvaría del apocalipsis... solo lo retrasaría", a menos que hubiera una constante, organizada y creciente respuesta por nuestra parte.

Así que si, por casualidad, eres profesor de matemáticas y quieres que tus alumnos empiecen a prestarte atención de una vez por todas, ya tienes por donde empezar. Ya se usan para estudiar la transmisión del HPV, del VIH, del SARS, la "gripe porcina" entre otras enfermedades y patógenos emergentes, y parece ser que esa relevancia en el mundo real va de la mano del "resurgir zombie" (nunca mejor dicho) que estamos viviendo, como dice Matt Mogk, fundador de la Zombie Research Society: por un lado tenemos estas enfermedades en las portadas de los periódicos, y por otro lado la ficción zombie ha alcanzado un caché cultural con pocos precedentes. Se podría decir que es la "Enfermedad de la semana", que refleja fielmente las ansiedades de la población frente a una pandemia.

Y aquí hemos juntado estos dos factores, los hemos metido en un saco y hasta que no han salido contentos y de la mano no lo hemos abierto. Bueno, no, nosotros solo somos los catalizadores. Somos meros observadores dadivosos que viven por y para vosotros, que se desviven por haceros llegar todo lo necesario para que podáis vivir en paz. Solo somos corderos de Dios frente a vuestros deseos. Nah, todo mentira.

Para tus ratos de asueto, visitad "Math with zombies" y dadle al coco un rato.

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