Cuaderno de Zombitácora XXVI: Un gran poder conlleva una gran monstruosidad

"Mírate, estás precioso..." - Suydam

¿Os imagináis qué pasaría si de pronto te diera por tocarle la moral a Bruce Banner? ¿O qué pasaría si a Eddie Brock le cayera encima por un casual un tal Venom? Probablemente es que la cosa se pondría muy fea y tuvieras que salir echando leches de donde demonios estés. Pero sea lo que sea que tengáis en la mente ahora mismo, nada será comparado con lo que pasaría si todo esto ocurriese con un aliciente extra: que todos ellos fueran zombies. 

Pues para hacernos las cosas más fáciles de imaginar, nuestro querido amigo Robert Kirkman, bendecido por todos por su guión para el cómic “The Walking Dead”, allá por el año 2005 decidió hacer dicho experimento. Así que, ni corto ni perezoso llamó a Sean Phillips (ilustrador de DC Cómics en, entre otras obras, Sleeper y Hellblazer) y al portadista Arthur Suydam (Batman, Conan, Tarzan, Predator, Aliens,... todas ellas que quitan el aliento) y se puso manos a la obra para crear un maravilloso engendro en cinco tomos llamado “Marvel Zombies”. Vale que no le hayan dado ni media vuelta al título, pero bueno, no engaña a nadie. 

"Aah! Se siente, lo que se da no se quita, ven pa' ca!"

Como ya he mencionado, la primera edición fue hace unos cuantos años, no obstante (y muy a mi pesar) ha llegado a mis manos hace muy poco, así que permitidme este desfase temporal, los que no conozcan la obra, lo agradecerán. Se trata de uno entre la innumerable lista de crossovers dentro del mundo Marvel, pero esta vez a nivel “Destrozo”. Imagina un personaje Marvel. ¿Ya? Pues si quieres verlo arrastrando alguna de sus extremidades o perdiendo la cabeza por un bocadito de carne fresca, este es tu cómic. Capitan América, Iron Man, Hulk, Silver Surfer, Spiderman, Lobezno... y podría seguir, pero creo que os podéis hacer una idea. 

Para quien esté mínimamente familiarizado con la numeración Marvel, sabrá que seguir la pista a este tipo de series paralelas puede resultar a veces una tarea complicada, y en este caso no es menos. Los zombies se dejan ver por primera vez en la serie, también del Universo Marvel, Ultimate Fantastic Four, creada por Mark Millar (Ultimate X-Men) y Greg Land (Uncanny X-Men), basada en una continuidad externa a la del universo Marvel donde los personajes guardan claras semejanzas con respecto a sus contrapartes en el plano ordinario, aunque con ciertas diferencias. Es aquí donde un joven (y universalmente paralelo) Reed Richards (Mr. Fantástico) recibe una señal de otra dimensión, una señal de un tal Reed Richards. No todos los días contacta contigo tu gemelo interdimensional, así que decide construir un portal que comunique ambos mundos para entrar en contacto con su interlocutor, vamos, con él mismo... o eso es lo que él cree. 

"Una de dos, o he ido a parar a un planeta desolado por los zombies, o a España en el 2023"

Al cruzar lo que ve es una ciudad completamente patas arriba, no hay nadie que responda a sus voces, hasta que por fin alguien replica a sus señales. Ante él aparecen Reed Richards, Susan y Johnny Storm y Ben Grimm con cara de muy pocos amigos. De hecho con muy poca cara. Todo había sido un engaño, habían engatusado al genio, insensato y paralelo Reed y ahora los zombies tenían vía libre hacia esa otra dimensión a través del portal para darse el banquete de sus vidas. Y cuando digo zombies no me refiero solo a los “4 putrefácticos“ de marras, tras ellos están todos esos que os pedí que imaginaseis al principio de la entrada. Había ido a parar a un mundo prácticamente esquilmado, donde todo remanente de vida tiene los días contados. Si es difícil sobrevivir durante a invasión zombie “común”, imaginaos lo que puede ser intentar permanecer sano y salvo rodeado de zombies que además tienen superfuerza, un martillo Mjölnir, tela de araña o factor de curación. 

"Más vale zombie en mano..." - Suydam

La cosa no puede pintar peor, el Reed “sano” está acorralado y todo parece que va a llegar a su fin, pero de pronto aparece entre los escombros una figura familiar: Magneto. En semejante situación, se ve obligado a dejar a un lado su tirantez con el mundo “no mutante” y procurar la supervivencia de todo aquel que encuentra a merced de los “super-zombies”, y con Reed no hace una excepción. Cuando ambos llegan a un refugio momentáneo, Reed le cuenta a Magneto qué es lo que hace allí y cómo ha llegado y es entonces cuando se da cuenta de que debe volver cuanto antes al portal para destruirlo y evitar que los “super-zombies” logren cruzar al otro lado, pero Magneto es perro viejo y le espeta con una frialdad que congela la sangre: “Ah, mi querido Reed. Es demasiado tarde. No lo entiendes... tu mundo ya está muerto”. 

Los 4 en su faceta más cariñosa.

¡Y esto es solo el prólogo! Os animo a que os hagáis con estas perlas del cómic, no os defraudará, os lo aseguro. Probablemente no hayais leido nada parecido antes. La diferencia principal con respecto al resto de zombies, y quizás lo que más me haya cautivado de toda la obra, es el hecho de que aquí los zombies son plenamente conscientes de su condición. Sienten un hambre insaciable y un instinto predador que sobrepasa lo salvaje, pero al mismo tiempo pueden llegar a tener remordimientos. Si tuviera que quedarme con un detalle de los cinco tomos, es el momento en que un gran número de “super-zombies” se encuentra sentado, formando un corro irregular, e intercambiando opiniones y miserias sobre qué es lo que les ha llevado a ser lo que son, cual es la causa que lo ha generado e incluso cuanto se odian algunos por hacer lo que hacen. En palabras del mismísimo Spiderman: “Me comí a mi esposa-- ¡A mi tía! ¡¿Por qué?! ¿¡Por qué lo hice!?”. 

Y por supuesto, qué mejor escenario que este para desenterrar viejas rencillas. Podréis ver cómo el Capitán América (aquí Coronel América) y Red Skull, Spiderman y Venom o Lobezo y Juggernaut se vuelven a batir en duelo por enésima vez, solo que esta vez un poco más desmejorados y no precisamente por la edad. Repito, si tenéis oportunidad de leerlos, no lo dejéis pasar. Lectura totalmente recomendable.