sábado, 11 de enero de 2014

Cuaderno de Zombitácora LXIV: Zombies y cerveza

Cartel promocional concierto en Donostia
Buff, he tenido que pensar un poquito para ponerle número a la Zombitácora de hoy. Al principio era todo un campo de algodón. Era el puto paraíso de los palitos y las uves. ¿Una equis? ¡Pasa, no te quedes fuera! ¡Aun podemos hacer frente a las decenas! ¡Ha, ha, ha! Pero ahora... Ahora es momento de los requiebros romanos raros. Estamos en los barrios bajos de la numeración, donde las leyes están muy claras, pero llevarlas a término supone un gasto. En las calles este gasto te garantiza seguir vivo. En la Zombitácora sólo son unos segundos que no nos llevan a nada. Ni a ti ni a mi. Podría usar los números arábigos y todos tan contentos, pero eso implicaría un quebradero menos de cabeza. ¡Ojo, no es mucha locura! ¡Poneos tranquilos, puedo llevarlo! Pero es una chinita en el zapato que asumo con gusto. ¡Es más! ¡Diría que lo llevo hasta con orgullo! Además, si usara numeración arábiga toda esta mierda que lleváis leída JAMÁS se hubiera escrito. Ahora ya tenéis un bit de información más almacenado en vuestro encéfalo. Información fútil e innecesaria, vale, pero es tiempo que no estáis usando Whatsapp.

Hoy la Zombitácora viene musical. Hacía tiempo que no tocábamos lo musical por aquí. Ha habido unas cuantas recopilaciones bizarras de música relacionada con el mundillo Z, pero testimonial en comparación con... con la inmensidad de los mares (CdZ LII: Los 40 desmembrables; ¿Qué canción escucharías durante el apocalipsis zombie?; CdZ XLIX: The Zombeatles; CdZ VI: Canciones para el fin del mundo). Hace poco llegó a mis manos (¿?) un videoclip que une dos de mis motivaciones en esta vida llena de sinsabores: el stoner rock y los zombies.

Los artífices de semejante y delicioso batiburrillo son los estadounidenses Red Fang, un grupo oriundo de Portland (Oregon) no demasiado conocidos en el panorama musical por el momento, pero que poco a poco se están haciendo un hueco en el ámbito stoner. Y así lo revela la publicación de su último disco el año recién acabado, Whales and Leeches, donde podréis encontrar precisamente la canción que os traigo hoy. 

Blood Like Cream es el título de la susodicha y en su videoclip se nos plantea un problema: ¿Qué puede haber peor que una invasión zombie come-cerebros? Si queréis saber qué puede ser peor que eso, dadle al play, relajaos y disfrutar de la distorsión.

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