Crítica de 'Yo anduve con un zombie', el muerto conceptual

Tranquilos, no voy a hablar de mi ex. Hablaré de la película rodada en 1943 por Jacques Torneur, una de las primeras cintas sobre el objeto y deseo de nuestro blog: Los Zombies. Fue escrita por Curt Siodmak y Ardel Wray, guionistas de varias películas de los 40. La película, protagonizada por la actriz Frances Dee, cuenta la historia de una enfermera canadiense que se traslada a la Isla de San Sebastian a cuidar de una enferma de la que poco sabe. La paciente es atendida en la propia casa de la familia, una plantación de azúcar  llevada por dos hermanastros, el hermano de la misteriosa enfermo y  borracho medio pariente. Mientras, la madre trabaja en un centro sanitario de la isla con personas autóctonas.

Durante la cinta, tradición vudú y creencias occidentales chocan en repetidas ocasiones, lo cual va transformando las emociones y pensamientos de los protagonistas dando lugar a un final donde intentan solucionar la patología que trae de cabeza a toda la familia. 

Uno de los fallos del film en España fue no subtitular la escena en la que uno de los personajes canta una canción clave sobre la familia en inglés. Aunque se entiende bastante mejor que a Ana Botella, se podía haber subtitulado esos dos minutos de canción claves para el inicio del nudo. Si no conocéis los primeros pasos del cine Z, hemos de remarcar que no encontraréis mandíbulas batientes ni gargantas mordisqueadas, sino un zombie más conceptual. No es una película que vaya a haceros pensar en el fin de la humanidad.

Con todo ello es un film más que recomendable para entender el cine de George A. Romero y por extensión, el cine Z actual. Con sólo  69 minutos de duración la cinta cuenta en el ritmo del antiguo cine una historia completa en la que se echa de menos alguna escena que clarifique el triángulo amoroso que se forma, pero eso ya lo descubriréis vosotros. En resumen, es una película ideal para las vacaciones o el fin de semana.